miércoles, 5 de noviembre de 2014

Miércoles con M de Mierda.

Quedarse hasta tarde solo para escribir sobre la mierda de día que he tenido quizá no es lo más productivo, pero algo es algo. Al menos últimamente paso mi tiempo escuchando música, viendo películas o series, escribiendo y leyendo, se supone que eso cultiva tu mente, ¿no? No tiene por qué ser lo más productivo o lo que debas hacer en dicho momento, pero al menos te vuelves alguien culto.
Hoy ha sido un día de mierda, mira que he salido de casa pensando: "va a ser un buen día, no voy a pensar en nada malo, va a ir todo bien" pues nada, la primera en la frente. Por suerte desde hace ya dos veranos he encontrado un apoyo incondicional que me escucha hasta si le digo que me duele la uña de un dedo de un pie (no le digo estas cosas... o si). He estado todo el día quejándome de lo asqueroso que es todo, he dejado de hablar a gente, me he enfadado con él y he cambiado mi forma de ser con ella... Un día asqueroso que podría haber sido mejor si las si yo hiciese que las circunstancias cambiasen.
circunstancias no hubiesen sido así o, bueno mejor dicho,
Después de hablar con alguien cualificado sobre los temas que me traen de cabeza me ha dicho que no estoy loca, cosa que ya dudaba. "Esto es un problema de tu personalidad". Oh, muchas gracias, eso me deja mucho más tranquila... Así ya sé que el único y jodido problema soy yo.
Realmente lo soy. La dependiente, la que se culpabiliza por todo soy yo y no los demás. Por tanto, es cosa mía (encima si me autoexcluyo de la vida de los que me importan pues ayudo menos). Creo que el problema es que exijo cosas a la gente que yo si daría por ellos y que ellos nunca darían por mi. No lo he dicho como si fuesen egoístas, sino como que son cosas que si no pides la gente no aprende por ciencia infusa y yo -como si las hago porque sí- creo que la gente lo hará por mi. Craso error.
Ha sido un miércoles improductivo, es la una menos veinte y aquí estoy escribiendo para nadie o para todo el mundo, después de pasar la gran parte de la tarde en la cama viendo series.
Al menos me ha servido para saber que tengo un (si solo fuese uno) problema.

2 comentarios:

  1. Comenzaré diciendo, de base, que por tí y por tu bien debes aprender a no esperar nada de nadie (hayas hecho algo por esa persona o no). Debes aprender a aceptarlo, porque no todo el mundo le da la misma importancia a las mismas cosas, pues cada persona tiene su vida y sus problemas. Te lo digo desde mi experiencia, llena de decepciones en ese aspecto.

    Respecto a lo de la gente... Es más complicado. De primeras, como sabes seguramente, hay gente que no merece la pena, y es cierto, lo mejor es alejarnos de esa gente. Pero sí hay gente que merece la pena, y muchas veces eso se oculta tras capas de problemas que, lejos de solucionarse, normalmente se acumulan. Como en el caso anterior, cada persona es un mundo y cada individuo tiene su forma de reflejar su aprecio y preocupación. Hay gente más descuidada a la que le cuesta empatizar, y no por ello te aprecian menos. Hay gente, por otro lado, que muestra su preocupación de una manera más abierta, con besos y abrazos que casi te asfixian.

    Voy a ponerte un ejemplo basado en una experiencia personal. Aunque es aplicable a todo tipo de relaciones (amistad, familiar, etc.) mi ejemplo está relacionado con una relación que tuve con una persona muy independiente y bastante especial (en todo lo que abarca esa palabra). Partiendo de la premisa de que soy una persona muy cariñosa, se me hizo duro durante casi la mitad de la relación estar con esa persona. Veía que ponía mucho espacio entre los dos y que apenas la veía, y era cuando ella decidía que quedásemos. Esa actitud para mí era un obstáculo y me generaba muchísimas inseguridades, pues no entendía por qué era así. Por suerte, con el tiempo empecé a entenderla y empecé a cambiar mi punto de vista. Empecé a entender que, lejos de lo que ella sentía por mí, ese espacio que había era esencial para ella. Su manera de gestionar su tiempo era necesaria para poder ser quien era y para ser feliz. Aprendí a ver lo maravilloso que era que quedásemos tan poco. Lo prefería. Nunca había sentido ni he vuelto a sentir esa sensación pura de afecto, de cariño y de amor. Aunque fuesen quince minutos, esos quince minutos estaba conmigo, porque era con quien quería estar, porque cuando necesitaba estar sola lo estaba; pero cuando estaba allí era porque a quien quería con ella era a mí. A veces gastábamos el tiempo escuchando música y hablando sobre lo que "veíamos" al oir esa canción.

    Lejos de que una persona parezca ausente y distante, debes apreciar esos momentos que te dedique. También te aconsejaré que te quejes menos. Ya no por los demás, si no por tí. Sé lo que es ver todo negro, ver todo lo malo y que parece que lo poco bueno es eclipsado por mierda que sale día tras día. Pero cuando te quejas, ya sea en voz alta o para tí misma, lo único que haces es alimentar eso y anclarlo a tu día a día.

    Sé que parece más fácil escrito aquí, pero te digo de corazón que, aunque puede que no con la misma trama, sé lo que es levantarse día a día sin ganas de nada, viendo solo mierda alrededor tuya y creyendo que levantarse de la cama es siempre un error. Lo que tienes que hacer es: Arreglar (y arreglar no es ignorar o dejar pasar) todos los problemas que puedas arreglar. Si alguno no se puede solucionar, no merece la pena prestarle más atención (aunque sé que no es nada fácil). Debes fijarte en todo lo bueno que te rodea y alegrarte, alegrarte de verdad, esa alegría que te arranca una sonrisa sin querer cuando estás sola.

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