jueves, 14 de agosto de 2014

Entre las fantasías.

Fijó su mirada en el fondo del océano y vio una gigantesca aleta entrando en el agua, era de color azulado. 
Llevaba años yendo a la playa de al lado de casa de su abuelo, una cala donde había pasado su vida. Desde hacía unos veranos tan solo iba a observar el océano, se sentaba en la orilla y esperaba, nunca le dijo a nadie qué hacía. El único que le entendería sería su querido abuelo, quien, por desgracia, había perdido los recuerdos hacía ya unos años.
Volvió a ver esa aleta azul salir y entrar en el agua en un instante. Sin esperar un segundo más se adentró en el agua, y fue caminando hasta que el agua le llegó hasta los tobillos, las rodillas, la cintura, la altura del pecho... Le daba igual si se había mojado ese bonito vestido que mamá le regalo, le daba igual estropearse el pelo, no le importaba nada una mierda. Solo quería ver qué era aquello. 
-Adriana - despertó de su hipnosis al oir la voz de su madre, no parecía enfadada. Estaba triste - Sal del agua, tenemos que hablar.
Al llegar a la orilla su madre la abrazo fuerte, tanto que Adri pensaba que se iban a juntar en una sola persona. "El abuelo se ha ido", le susurró su madre al oído. La niña empezó a llorar, porque los veinte años de la joven desaparecieron de golpe, justo cuando las lágrimas brotaron los sus ojos. Lloró durante horas, abrazada a su madre tiradas en la arena. 
Quizá lo que vio en el agua no fuese una ilusión, sino las sirenas, de las que tanto le habló su abuelo de pequeña, que venían a despedirse de él. 

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