lunes, 9 de diciembre de 2013

Entre un mercadillo y el diamante solo hay una sonrisa.

Acabaste maldiciendo la sonrisa de la rubia. Soñando con sus ojos, fantaseando con su piel. Te ocupaste de no dejar ni un rincón de su cuerpo sin ojear, de oler su perfume y saborear sus labios.
Tu problema fue ir detrás de más rubias, más morenas y hasta las pelirrojas te perdían. Las mujeres. Ese fue tu estúpido problema.
Foto sacada de internet
La rubia, tu rubia, acabó olvidando tu sonrisa entre copa y copa de whisky. Sonreía al espejo a ver si se convencía a si misma. 'Un cabrón, eso es lo que es. Una mierda.' Se decía borracha, con el maquillaje corrido y las lágrimas brotando.
Ella acabó desenamorada, con el corazón roto, débil, perdida, dolida, sangrando recuerdos e inmune a otros cabrones como tu. Y tu tan solo consigues con esas noches de sexo llenar el vacío que ella, esa preciosa rubia, te dejó en el mundo.
Es bonito y muy triste a la vez, tu encontraste a quien necesitar y quien te necesitaba, ella solo encontró amor de mercadillo. Te regateaban y le dabas tu amor a cualquiera. Ella tenía tu sonrisa en una vitrina de diamante.
Cuánta diferencia veo en vuestras vidas. Ella encontrará a otro, siempre hay un chico dispuesto a hacer feliz a una chica como ella. Tu pensarás que puedes vivir sin ella, tirándote a una y a otra, y a otra, y a otra...

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